Al colocar a Adán y Eva en el “paraíso terrenal” del Edén, como un anticipo de su felicidad en el “paraíso celestial”, el Padre del Cielo les consignó amorosamente una alimentación al 100 % vegana, para que de este modo, ellos y sus descendientes, no se enfermasen jamás
y viviesen por un largo tiempo: “Mirad,
les doy toda planta que produce semilla
y todo árbol que da fruto. ¡Que estos sean tu comida!” (Gn. 1:29): es decir, UNA COMIDA EXCLUSIVAMENTE COMPUESTA POR FRUTAS,
HORTALIZAS, RAÍCES, CEREALES, LEGUMINOSAS, SEMILLAS Y NUECES.
Fue tan sólo en el tiempo del Diluvio, “al ver la maldad que reinaba en la tierra, y que los pensamientos del hombre
tendían siempre al mal”, que el desilusionado y
preocupado Padre del Cielo le concedió al ser humano el permiso de comer “de todo lo que se mueve y tiene vida sobre
la tierra” -es decir, de CARNES, POLLO, PESCADO, LECHE, QUESOS Y HUEVOS-
para que de este modo “el hombre se enfermase más prontamente, viviese mucho menos años, y no siguiera pecando por más tiempo,
siendo así merecedor de un mayor castigo” (Cfr. Gn 6 y 9).
Sin embargo, siendo tan enraizada
la convicción de que, para no carecer de proteínas, el plato céntrico de la
mesa debe ser carne, pollo, pescado, queso o huevo, la gente mirará con recelo
a quienes cuestionan este “dogma.” El regreso a la “alimentación del Creador”
será por tanto el punto más difícil de aceptar, pero también el más esencial, y
el más beneficioso, si se tiene la sabiduría y el valor de ponerlo en práctica.
Porque quien vuelve a la original “Alimentación
del Creador”, no solo se sanará de sus dolencias, sino que “añadirá muchísimo
más años a su vida y vida a sus años”, disfrutará de una existencia rebosante
de la MÁXIMa VITALidad, y se evitará cualquier cantidad de futuras enfermedades.
Los mayores problemas de salud provienen, en efecto, del consumo de carne,
pollo, pescado, lácteos y huevos; como seguidamente comprobaremos.
Para poder curarse de la enfermedad que sea, es
absolutamente esencial, por lo tanto, abandonar definitivamente la “DIETA DEL
PREOCUPADO DIOS REDENTOR”, y regresar al 100 % a la “DIETA DEL DIOS CREADOR”,
dado por Dios al momento de crear a los seres humano, cuando les dijo: “Puedes comer del fruto de todo árbol, y de
todo planta que produce semilla”. Es decir: de consumir tan sólo frutas,
ensaladas, verduras, cereales, raíces, nueces y semillas.
Este punto no es de fácil adopción en cuanto
estamos, desde la niñez, acostumbrados al consumo de carnes, pollo, pescado,
leche, quesos y huevos. Pero el renunciar a tales víveres ES ABSOLUTAMENTE
INDISPENSABLE PARA PODER CURARSE DE LO QUE SEA. Todo esto está ampliamente
explicado en este RESUMEN de mi libro, añadido en anexo. ¡Aplíquelo y verás
cómo te curarás y/o te evitarás cualquier futura enfermedad!
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